Adán Augusto y García Luna: Comparaciones incómodas al interior de MORENA en el poder
Adolfo Romero
La columna de hoy

Aunque ambos casos remiten a la inquietante posibilidad de nexos entre el poder político y el narcotráfico, es necesario hacer distinciones importantes.
García Luna fue acusado formalmente de recibir millones de dólares en sobornos del Cártel de Sinaloa y de operar como un engranaje dentro del aparato criminal, aprovechando su posición para facilitar el tráfico de drogas y manipular las instituciones de seguridad. Su caso está sustentado por testimonios directos de narcotraficantes y por un proceso judicial en Estados Unidos que concluyó con una condena.
Por su parte, Adán Augusto López no enfrenta acusaciones formales ni ha sido implicado directamente en actividades ilícitas por el momento y aparentemente está siendo arropado por diputados y senadores morenistas. Sin embargo, su vínculo político con Hernán Bermúdez Requena —quien fue su secretario de Seguridad en Tabasco cuando estuvo como gobernador— genera sospechas.
Bermúdez es buscado por la Interpol por presuntamente haber operado como parte del grupo criminal “La Barredora”, vinculado al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), desde hace más de dos décadas. Información de inteligencia señala que incluso habría recibido entrenamiento de la DEA mientras ya colaboraba con el narcotráfico.
El silencio inicial de López Hernández ha sido interpretado por algunos como evasivo, aunque recientemente declaró estar dispuesto a colaborar con las autoridades si así se requiere, defendiendo su gestión y asegurando que durante su mandato se redujo la incidencia delictiva en Tabasco. La presidenta Claudia Sheinbaum ha sugerido que el exfuncionario debería dar su versión de los hechos para aclarar cualquier duda.
La pregunta que muchos se hacen es: ¿A poco no sabía Adán Augusto de las actividades criminales de Bermúdez teniéndolo como hombre de confianza y de la seguridad estatal? La respuesta, hasta ahora, es un vacío. Pero el costo político de esa duda al interior de Morena, en un país marcado por décadas de complicidad entre autoridades con el crimen. poder y corrupción ya es sumamente alto.
De manera general, aunque hay similitudes en los cargos que ambos personajes ocuparon y en las sombras que ahora los rodean, los contextos y los niveles de involucramiento parecen ser distintos. Comparar a Adán Augusto con García Luna sin matices puede resultar prematuro por el momento. Pero si la historia reciente de México nos ha enseñado algo, es que lo impensable puede ser cierto. Y que en política, la omisión también es una forma de responsabilidad. Hasta la próxima!