¡Tenemos Clásico Regio en la femenil!

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El mítico Gigante de Acero intimidó a las Águilas y se volvió la fortaleza de Rayadas para demostrar el porqué cerraron la fase regular como líderes tras vencer 2-1 al América.

Con un inigualable ambiente, Monterrey se instaló en la gran final. La habilidad de Valeria Valdez y la letalidad de Desiree Monsiváis fueron suficientes para hacerse del último boleto, mientras que Lucero Cuevas marcó el único tanto de las azulcremas que por momento llenó de ilusión.

EL JUEGO
La misión para las dirigidas por Héctor Becerra era clara: refrendar el buen paso que tuvieron a lo largo de la fase regular y hacer valer su localía para conseguir el último boleto a la gran final.
A comparación de los primeros 45 minutos disputados en la ida, las Rayadas saltaron al terreno de juego con la letalidad que les caracteriza, sin embargo, las azulcremas fueron las primeras en tocar a puerta.
Montserrat Hernández intentó poner al frente a las visitantes por su pradera, y pese a que la primera acción no creció más, las águilas asustaron a la zaga albiazul. Con el ánimo a tope, América volvió a intentar. Verdugo cobró un tiro de esquina y ahí la experimentada seleccionada nacional Daniela Espinosa puso a prueba a Claudia Lozoya con un empeine, que por fortuna para las locales salió por encima del travesaño.
Las de amarillo volvieron a presionar. Un descuido en la media cancha hizo que Lucero Cuevas desde fuera del área probara su puntería. La artillera recibió el esférico y sin pensar mandó un potente disparo, pero Lozoya supo reaccionar para quedárselo en sus manos.
La respuesta no tardó. Entre los cánticos y las porras por parte de la afición, Mariana Cadena cobro un tiro de esquina donde Verdugo en su intento de sacar la pelota la puso directo en los pies de Valeria Valdez, que deslumbró a todos luego de mandar un cañonazo de zurda sin dejar que el mismo tocara el césped.
Las gradas retumbaron, mientras que Antonio Mohamed y Duilio Davino celebraban con aplausos.
Tener un tanto en contra hizo que las dirigidas por Cuéllar decayeran, lo que detectó rápidamente Rayadas para que la campeona de goleo individual, Desiree Monsiváis se hiciera presente con un remate de cabeza. Monterrey era superior.
Leonardo Cuéllar no pudo contenerse y empezó a dar instrucciones a Lucero Cuevas y Daniela Espinosa, su dupla en el ataque que no se asomaba.
El cuadro albiazul hizo del balón parado su mejor arma. Monsiváis, Solís y Bernal probaron sin éxito.
Para el complemento, América volteó los papeles. La charla de vestidor sirvió y apenas tocaron el balón la dupla de Espinosa y Cuevas llenó de ilusión. Lucero tocó y se acercó lo más que pudo al área con Daniela por la banda derecha, al sentir presión pasó a la dorsal 10, quien aguantó lo más que pudo para que Luz se metiera al área y justo cuando estaba en la posición adecuada asistió y el primero para las águilas llegó.
¡Vamos, sí se puede!, gritaron sus compañeras desde la banca.
Monterrey desconcertado del semblante de su rival y las de Coapa con el tiempo encima provocaron que las jugadas bruscas hicieran el cotejo ríspido y los cartones amarillos llovieron. Los cambios no tardaron. Becerra y Cuéllar modificaron y el ritmo aumentó.
Con el tiempo en contra las visitantes fueron por los dos tantos que les faltaban para instalarse en la gran final, pero los ataques no rindieron frutos.

Ya en la recta final cuando parecía que el marcador terminaría así, Diana Evangelista remató de cabeza y puso el tercero, que segundos después de celebrarlo les fue anulado.

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