“Don Nico”, la voz del pueblo silenciada: fall3cE el vendedor de helados que denunció el abandono en Salvatierra
Adolfo Romero
SALVATIERRA, GTO. 11 de octubre 2025.- José Guadalupe Casas Rodríguez, conocido cariñosamente como “Don Nico”, perdió la vida la noche del viernes, tres días después de haber sido atacado a balazos mientras transmitía en vivo el deterioro de la carretera que conduce a la comunidad de Urireo, en el municipio de Salvatierra, Guanajuato. Su crimen ha conmocionado a la población, que lo veía no sólo como comerciante, sino como un ciudadano valiente que alzó la voz ante la indiferencia de las autoridades.
“Don Nico”, propietario de la nevería que llevaba su nombre, había comenzado a hacerse conocido en redes sociales por sus transmisiones en las que denunciaba los baches, la inseguridad y la falta de atención del gobierno local. El martes 7 de octubre, mientras grababa una de esas transmisiones para exhibir las malas condiciones del camino, fue atacado por dos hombres a bordo de una motocicleta que le dispararon en al menos cinco ocasiones.
Herido, con el teléfono aún encendido, “Don Nico” alcanzó a enviar un último mensaje a su esposa:
“Te amo, ya me mataron, corazón… cuida a mis hijos, edúcalos. Me estoy muriendo, estoy tirado aquí en el campo… te amo.”
El mensaje estremeció a miles de usuarios que siguieron su caso y compartieron los videos como un símbolo del hartazgo ciudadano.
La Presidencia Municipal de Salvatierra confirmó su fallecimiento mediante un comunicado en el que lamentó “la pérdida de un ciudadano ejemplar y víctima de un cobarde ataque”, al tiempo que expresó su solidaridad con su familia.
A la fecha, la Fiscalía General del Estado no ha informado sobre detenidos ni avances en la investigación, lo que ha generado indignación entre habitantes de la región y organizaciones sociales, que exigen justicia y garantías para quienes denuncian las carencias y abusos en sus comunidades.
“Don Nico” no era político ni periodista, pero se convirtió en portavoz de su pueblo. Su historia refleja la vulnerabilidad de los ciudadanos que, armados solo con un teléfono y su voz, se atreven a señalar la omisión del poder.